Singuerlin 9 - 1 La Salle Bonanova
Ahora que llega la Semana Santa finalizamos nuestro particular Via Crucis por los campos de los equipos mejor clasificados en la "otra" liga. El segundo severo correctivo que recibimos en quince días lo recibimos junto a la otra frontera de nuestra particular Mesopotamia: justo en la orilla norte del Besòs.
Vamos a ver: los del Singuerlin no estaban dispuestos a regalarnos nada. Están los segundos en la clasificación, en dura pugna con los del Santa Eulàlia y la Peña Barcino. Tampoco lo esperábamos.
Claro que lo que menos esperábamos fue la remojada con la que nos recibió la gerencia del local: un suave viento en contra unido al riego preceptivo consiguió ponernos chorreando. Mientras, la afición local se había sentado en la única zona de la tribuna a la que no le caía agua... éstos se lo sabían y no nos dijeron nada.
En realidad, no empezamos mal el partido y durante unos minutos aguantamos las continuas embestidas de los ribereños. Incluso se vieron obligados a hacerle una fea falta a Javi en torno al minuto 10 que, si no mereció una tarjeta amarilla fue por el espíritu sueco que sin duda había contagiado al árbitro.
Con tarjeta o sin tarjeta, a partir del minuto 10 consiguieron los locales agujerear nuestras defensas: 5 goles 5 que nos metieron en los siguientes minutos hasta que llegó el descanso. Durante esa parte del partido se volvieron a poner de manifiesto nuestros principales problemas: salir de nuestra área con la pelota controlada, llegar al área contraria con peligro... la defensa se empleaba con esfuerzo y rigor, pero no era suficiente. Una presión asfixiante y una serie de jugadores veloces y contundentes conseguían agujerear nuestra portería una y otra vez.
Llegó el descanso y pareció que el equipo local bajaba un poco el ritmo o bien nuestros jugadores conseguían hilar lo que en la primera mitad se había tornado imposible. No obstante, ni siquiera nuestra lasaliana "mitgeta" consiguió funcionar y, antes de que Alejandro pudiese rematar el balón, ya tenía encima a 4 jugadores locales. ¿Se acordarían del partido de ida?
Sin embargo, el que la sigue, la consigue. Así, tras una de sus cabalgadas tradicionales, Javi conseguía estrenar nuestro lado del marcador: ¡eran humanos!
La grada se tornó una fiesta. Aplaudimos, jaleamos y hasta hicimos la ola...
Sin embargo el equipo local, ante la seria amenaza de remontada, volvió a apretar el acelerador y nos hizo otros cuatro rotos. Todo sea dicho, sobre esto hay versiones contrapuestas: desde la grada sólo vimos 3, pero Javi padre decía que fueron 5. Según la web de la Federació Catalana, el total fueron 9 goles para los locales, por uno de nuestros aguerridos jugadores, por lo que se aplicó el "ni pa tí, ni pa mí".
Mientras tanto, el Sant Ignasi nos ha adelantado por un punto y la próxima jornada nos visita "La Florida". Si queremos mantenernos en el primer puesto de nuestra liga, tenemos que ponernos las pilas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada